jueves, 3 de marzo de 2016

Jesús NO fue Judío

Por Rodrigo Silva Barros.

Figura 1
Los judíos de Israel no son de la etnia israelita. Son una mezcla de idumeos semitas y  turcos Khazaritas, cuyos descendientes emigraron a Europa, mientras  otros permanecieron en la península de Crimea. Ellos son como nosotros,  árabes o  europeos, gentiles. Sin embargo son talmudistas.
Israel bajo el Imperio Romano se dividió en tres naciones: Galilea, Samaria y Judea. Nuestro Señor Jesucristo vino a sus propios hermanos de raza, es decir, a los  israelitas raciales que vivían en esos tres países: unos eran samaritanos, otros galileos y otros de Judea. Él no vino a los idumeos y tampoco a los judíos  genéricos, los cuales se nombran en el griego bíblico como Ioudaios. Es muy importante que esto quede claro. Los judíos-judeanos ( Ioudaios ) fueron los hijos de Israel de la tribu de Judá (y no de Judea )  se mezclaron con  los idumeos conquistados y asimilados por Juan Hircano, al ser  obligados por él a convertirse a la tradición religiosa oral de los israelitas. A modo de ejemplo, el rey Herodes el Grande era un edomita o idumeo que, bajo el Imperio Romano, usurpó el trono de Israel.
 
                                  Figura 2               Juan Hircano  (Yohannas)
Es importante destacar que Herodes inició un mestizaje racial entre él y la hija del sumo sacerdote de Israel, una mujer de increíble belleza, Mariamne I. Ciertamente, este ejemplo dejó una profunda impresión en el partido de los herodianos, los sacerdotes  saduceos que juzgaban que Herodes era el Mesías. Sin duda, los herodianos imitaron a su jefe al fusionarse  los levitas con los idumeos. De esta manera, la pureza obligatoria  de linaje levítico, la élite sacerdotal  al cargo del Templo de Jerusalén y el Sanedrín, fue poco a poco desapareciendo, incluso antes del nacimiento de Cristo. Estos hechos explican cómo surgió una nueva élite sacerdotal, en parte  israelita y en parte idumea. Esta élite mestiza la constituían los saduceos que se enfrentaron  a nuestro Señor Jesús. Los esenios, originalmente saduceos dejaron una vasta obra literaria apocalíptica  en su lucha contra los nuevos saduceos. Parte de la vasta obra literaria apocalíptica contra los nuevos saduceos  de los esenios sobrevivió en las cuevas de Qumran. Los esenios se tenían a sí mismos como racialmente puros.


Figura 3.
No es irreal suponer que José Caifás, el sumo sacerdote que juzgó penalmente [1] a Jesucristo, nuestro Dios, haya sido un mestizo edomita.
De todos modos, los idumeos, y los herederos de las tribus de Judá y de Benjamín vivían juntos en Judea, y  por ello  se les nombra indistintamente como judeanos. Debido a que  Idumea estaba al sur de Judea, los idumeos se convirtieron a la tradición oral de los hijos de Israel y habitaron principalmente en  Judea. De todo ello aparece claro porqué  los evangelios narran que Herodes se acongojó con toda Jerusalén cuando supo que el Mesías había nacido en Belén (Mateo 2). Él temía, [junto con la élite idumea/israelí de Jerusalén] que el verdadero Rey de Israel reclamase  el trono a los idumeos mezclados con  la elite de la ciudad. Ya se había cumplido el tiempo para que apareciera el Mesías según el cómputo de las Semanas proféticas de Daniel. Muchos en Israel estaban expectantes, por lo que aparecieron varios candidatos a Mesías en varios lugares. Herodes reaccionó ante el nacimiento de Dios encarnado matando a los niños  israelitas de Belén. De esta manera, él claramente se anticipó a las tendencias deicidas  de los idumeos. Herodes mató  incluso  a un bebé hijo suyo, para que ni siquiera alguien de  su descendencia  reclamase ser el Mesías.

Sobre el término Ioudaios 

Figura 4
Para ver un ejemplo de cómo el término “judío” es un término genérico, podemos citar el apóstol San Pablo.  Afirma ser un Ioudaios (Gálatas 2:15). Pero, añade, de la tribu de Benjamín (Ro. 11:1). Es decir, San  Pablo  es un judeanoIoudaios,  (no Judaíta) porque vivió en Judea, y de Benjamín porque nació de esta sangre. Es significativo que Cristo nunca dijo de Sí ser un Ioudaios. Él no lo era. No vivió en Judea. Él y su familia fueron nazarenos, porque vivían en Nazaret, en Galilea (Mt 2:23). Sin embargo, eran  de sangre judaíta.
Marianne, esposa de Herodes.
                                                    Figura 5
En verdad, el término  “judío” es tan elástico que puede significar incluso a los peregrinos extranjeros de paso por Judea (Hechos 2:5).
San Pablo  dice que nosotros somos Ioudaios espirituales  (Romanos 2:28-29). Pero hay que entenderlo como una metonimia de “Israelitas”, el verdadero pueblo escogido. El israelita, es bien sabido, comprendía una amalgama de gentes en el tiempo del Nuevo Testamento. Es algo parecido   al término con que se alude a los hispanos en USA, a los que indistintamente llaman  “cucarachas”. La ofensiva palabra lanzada contra todos los inmigrantes   es un ejemplo de metonimia. Estas nominaciones culturales, como la de judeanos,  a menudo cambia con el tiempo, pero ésta fue conservada  en la Biblia. Así el término de  Ioudaios espiritual, no significa “judío“. Esta es una palabra que surgió  en el siglo XVIII, que incluye también a  algunos europeos orientales. Y, tampoco significa “edomitas“, que eran descendientes de los cananeos
 Poncio Pilato se mostró irónico con nuestro Señor cuando ordenó a sus soldados escribir en el título de la cruz de Cristo, “Jesús de Nazaret, Rey de Judea.” Como si dijera: “João VI de Lisboa, Emperador de Brasil “. Para Pilato, era ilógico que los enemigos de Cristo afirmasen que era un rey  usurpador de Judea ( Ioudaia ), porque Él era galileo. Era más lógico que sus detractores alegasen que Cristo quería ser el rey de Galilea. Pilato se dio cuenta de la conducta insidiosa de los enemigos de Cristo.
La era de Edom
Después de la completa destrucción  de Jerusalén en el año 70 y la siguiente  revuelta de Bar Cochba en el siglo II, los israelitas e idumeos  virtualmente desaparecieron de Palestina. La suerte de los israelitas fue más trágica y cruenta que la de los idumeos. Porque fueron sometidos a  sucesivos y diversos eventos de extinción  global  a  manos de los  romanos, después de la destrucción de Jerusalén.
Pero los idumeos de tradición religiosa israelita que no sufrieron esas calamidades en Palestina se volvieron una colonia ínfima en el país.
Judas Macabeo (levita)
                                     figura 6
Esta situación se mantuvo sin cambios hasta la conquista musulmana de Palestina en el siglo VII. Ella causó una migración de la población idumea hacia Europa, movimiento que se aceleró profundamente cuando el poderoso imperio de Khazaría  se convirtió al Talmudismo en el siglo VIII. Los musulmanes empezaron una campaña agresiva de expansión global en los territorios comprendidos en el Imperio Romano de Oriente. Llegaron así  a las puertas de Khazaría. Como el talmudismo es una religión monoteista cuya apariencia está proxima del mahometismo, los khazares  se convirtieron al talmudismo  en el siglo VIII, con esperanzas de que les trajese un entendimiento o detente con los musulmanes.  La conversión de Khazaría llevó a los idumeos fariseos de la diáspora  a que se trasladaran masivamente al Imperio Khazar.
Tras la caída del Khazaría bajo el entonces Duque de Kiev en el siglo X, los judíos se mezclaron con los  turcos khazaritas, y se propagaron a través de Rusia y Europa Central. Sobre todo por las regiones del Volga,  Polonia y Hungría. Esa mezcla racial constituye el pueblo azquenazi  como hoy es conocido. Esa es la razón por la que el   Señor Jesús es tan diferente  físicamente de un judío común de hoy día. [1] . Cristo no es un judío. No  lo es ni religiosa ni cultural ni geográficamente ni tampoco  racialmente. Sin embargo, él es físicamente un puro jafetita.
Moneda de Khazar, con la estrella de seis puntas símbolo nacional  khazarita (Curiosamente también de los sionistas)
 Figura 7
Aquellos trágicos sucesos desvelan el porqué de la inexistencia virtual de una población practicante de la religión talmudista  en la Palestina anterior a la llegada de los sionistas, en el siglo XIX. El Sionismo es llamado falsamente el movimiento de retorno de los israelitas a Israel. Y también explica por que la constitución genética  de los judíos asquenazis es tan diferente de la de los habitantes originales de Palestina y es más cercana a la de los eslavos.


Moneda de Bar Cochba con el verdadero símbolo nacional  de Israel de una palmera con los siete ramos unidos al tronco como el candelabro del Templo
Figura 8

           Khazaría
             Figura 9
Así que definitivamente, Jesús no vino para los judíos; Él no es hermano racial de  los judíos y siendo el retoño  la monarquía davídica, Jesús no es el Rey de los judíos. Él es un judaíta de la tribu de Judá, el es el Rey de Israel. En su ministerio terrenal, Cristo vino para la gente de su raza, como sus santos Apóstoles. Sólo después de terminar su ministerio terrenal, después de que  Él resucitara y ascendiera  al cielo, Él ordenó que la nueva fe  se expandiera por todo el mundo, en medio del cual  estaban los  favorecidos hijos de Jafet, para que así se realizara la  división del mundo tal como había sido  determinado por el Patriarca Noé.  Hasta entonces Él  había dejado muy claro quién era de la Casa de Israel, su pueblo por la sangre, y quién no lo era.
Como se ha visto, los judíos no son el pueblo elegido. Pero en hay que reconocer que, CASI  lo fueron: Lo serían si Esaú, padre de Edom, no se hubiera casado con mujeres cananeas y si no hubiera vendido los derechos de primogenitura a su hermano Jacob.  Pero el Señor nuestro Dios es soberano. Él ya había escogido a Jacob mucho antes de que él naciera y había revelado  su decisión a la madre durante su embarazo.
La raíz abrahámica de Idumea
Los edomitas son los descendientes de Esaú, hijo de Isaac y nieto de Abraham. Él se casó ilícitamente con mujeres cananeas,  hititas [3] , en una época en que el Imperio hitita estaba en su apogeo y se extendía hasta  el desierto de la península del Sinaí. Sus descendientes probablemente hicieron lo mismo. Esa fue la razón por la que el Señor le había rechazado  en favor de su hermano Jacob, y por la que el linaje de Canaán fue maldecido a sufrir  servidumbre, por Noé (Génesis 9:25). Noé tenía, como patriarca de toda la humanidad, autoridad para dividir el mundo entre sus hijos.
Esaú, el patriarca de los edomitas, fue odiado por Dios (Romanos 9:13);  Él también odió a los cananeos. Una razón de este odio es que durante siglos, los idumeos lucharon sin tregua contra  Israel hasta su derrota final a manos del macabeo Juan Hircano. Por lo tanto, la Biblia atestigua  que los descendientes de Esaú permanecen bajo la ira de Dios para siempre (Malaquías 1:4). Si bien, en la Biblia, Moisés reconoce que los idumeos son parientes (mestizos, por supuesto) de los israelitas.
Como en una ironia macabra, los hechos  históricos demuestran que el supuesto pueblo elegido realmente perseguió al verdadero pueblo elegido.
[Los idumeos no sólo no son el pueblo elegido, ya que luchó contra el pueblo escogido. De hecho, la lucha prosigue en sus descendientes de  hoy día. Unas veces insidiosamente,  fundamentalmente en  las sectas heréticas  de los principios de  la Iglesia, mediante la usura, la trata de blancas, la trata de esclavos, el apoyo a los moros en su expansión, con la invención de la pornografía moderna, con la lucha contra la organización de  los países mediante el nacionalismo (excepto en Israel, por supuesto), etc. Otras  veces, violentamente, como en la persecución de Nerón a los  cristianos, con  el liderazgo de la masonería en la Revolución Francesa y  con el derrocamiento de las monarquías cristianas, en la guerra de los cristeros mexicanos, y en la Guerra Civil Española mediante  la República; en la formación del Ejército Rojo  con la masacre de millones de eslavos cristianos en Rusia y en Ucrania etc. Hasta el día de hoy, metafóricamente hablando, Esaú   intenta reprimir a Jacob de todas las formas posibles, debido a la envidia  y al odio incurable.
La culpa de los judíos no se ve disminuida por el hecho de que sean gentiles. Porque Cristo denunció a los fariseos y a  los prosélitos gentiles que serían el doble de hijos del infierno que sus amos. Si un gentil abraza la tradición oral que condenó a Cristo, se hace  partícipe de todas las maldiciones de la ley de Moisés (Gálatas 5). Pero el pecado de los judíos no es el de apostasía, porque no pertenecen a Israel. Es el pecado de incredulidad, agravado por la participación de sus antepasados en la crucifixión de nuestro Señor. Esto se debe a que, dada la realidad de las razas y etnias, todos somos copartícipes  de los pecados de nuestros padres por nuestra impenitencia, si seguimos  celebrando  o repitiendo  sus conductas pasadas.]
La salvación no vino de los Judios
Si Cristo no vino para los judíos, porque Él  no es el rey de la tierra de los judíos, ¿por qué la Biblia dice que la salvación viene de los judíos?
Vosotros adoráis lo que no conocéis: nosotros adoramos lo que conocemos: porque la salvación viene de los judíos. (Juan 4:22)
La respuesta es simple: la Biblia de ninguna manera dice eso. El versículo anterior es una traducción inexacta. En el original griego, la palabra “judíos”, usa el término  Judeanos ( Ioudaion ). La palabra, en su original, denota una ubicación geográfica,  personas que se encuentra en, o en  tránsito a través de (en este caso deJudea, como se ha dicho. Y  por ello no se refiere a una etnia.
Por otra parte, estrictamente dice que la salvación viene de Judea (en el sentido de pertenencia). En el original, la proposición ek, significa entre otras cosas, “delante de”. Es decir, que no dice precisamente que la salvación es (o viene) de Judea, sino que  está en entre los judeanos o en el camino a ellos. Esto se debe a que  Cristo, la salvación, se hallaba  presente en Judea, salió de Judea y fue a pie hasta Sicar en Samaria, la cual queda a distancia, pero está  en el camino de Judea. El versículo tiene un sentido literal de dirección.
Una traducción más literal es la que se presenta abajo:
Vosotros adoráis lo que no conocéis: nosotros adoramos lo que conocemos; porque la salvación está [presente] delante  de los judeanos.
You worship what you don’t know. We know what we worship, because the salvation is [present] forth from the Judeans.
Cristo estaba hablando con una mujer samaritana – israelita como  los moradores de Sicar. Para simplificar el diálogo, a fin de no tener que matizarlo y entrar en detalles innecesarios, Cristo usó los mismos términos que ella utilizó. Cristo dijo “judeanos” y no judíos porque fue la mujer la que mencionó primero la palabra. Si no lo hubiera hecho, habría tenido que demorarse explicando a la mujer. Por tanto, optó por utilizar un juego de palabras: Él se limitó a decir que la salvación, es decir, Él mismo, se hallaba presente en el territorio de Judea. Él utilizo una expresión sutil, [está delante de los judeanos] porque entre los judeanos se contaban los idumeos, y obviamente  su ministerio terrenal de Mesías,  no iba dirigido a ellos. Ni siquiera afirmó que Él era judeano, aunque no estaría  equivocado si lo afirmase porque estaba de paso.
La sutileza del Señor también se debe al hecho de que quería que la mujer se diese cuenta por sí misma  de que Él era la salvación. Estaba hablando de Sí mismo  con la mujer, como salvación que estaba de paso [ante ella].
Por otra parte, nuestro divino Señor también se estaba refiriendo a muchos hechos históricos. Le dijo a la mujer que los samaritanos no conocían al Padre, porque desde el rey David, el lugar donde el Dios Trino debía ser adorado  se trasladó de Shiloh en Samaria a Jerusalén, en Judea. Los israelitas del Sur (los hijos de Judá) algunas décadas después del traslado,  se separaron de sus hermanos del Norte. La secesión causó en el Norte, de donde venían los contemporáneos samaritanos, una rápida degeneración en el culto de la religión mosaica. En tanto que la religión se conservó más pura en  Judea, es comprensible que el Señor hubiera dicho que el Padre había sido más dignamente adorado en Judea. Mientras en Samaría no lo había sido.
La lucha religiosa entre el Norte y el Sur es un hecho  permanente en la historia de Israel. Juan Hircano destruyó el  Templo que los samaritanos habían erigido al  Señor. El Templo se hallaba justamente en el sitio  donde Cristo dialogó con la mujer. De hecho el diálogo tenía un trasfondo profundamente nacionalista.
El Señor centró su ministerio en Israel, fuera de Samaría, aunque hubiera israelitas en ella,  como lo eran la mujer y los hombres del lugar. Pero como los samaritanos habían recibido menos atención por parte del Señor, era justo decir que  los samaritanos no conocían al Padre tan bien como el resto de Israel que veían a Cristo personalmente. Cristo es la imagen del Padre.
En otras palabras, el diálogo entre Cristo y la mujer era una discusión estrictamente geográfica y nacionalista sobre el lugar donde estaba la salvación  (estaba frente a ella, en realidad)  y donde Dios debía ser adorado en la religión mosaica. El tema de ella no era la posesión de la salvación. La reyerta de los samaritanos  contra los demás  israelitas  era precisamente la cuestión geográfica del lugar donde  Dios debía ser adorado. Desde la secesión, Samaría  quería restaurar el culto  a dios exclusivamente en Silo.
Estas son las cosas que esconde, las traducciones inexactas.  No tienen nada que ver con los judíos.
Notas.
1.       Varios documentos históricos (por ejemplo, el informe de Publio Léntulo a Tiberio César, la  entrevista de Gamaliel, etc.) describen a  Cristo con  el pelo rubio y rizado al lado de sus orejas y liso en otras parte de la cabeza, y con los ojos azules. Aunque la simulación del aspecto actual de la Sábana Santa muestra a Cristo  con pelo castaño y los ojos negros. David y Salomón, los antepasados de Cristo, también eran rubios, como lo dice la Septuaginta, la verdadera Biblia. La iconografía romana hace esto evidente y la ortodoxa también lo  presenta así , aunque con menor precisión. Este detalle es importante porque el sionismo, para atraer la simpatía de los cristianos, hace una  representación política y maliciosa de Cristo como si fuera un judío común. Así que los estudiosos modernos, erróneamente suponen  que los judíos son israelitas, y niegan fanáticamente el valor de esta tradición.


Eualquier caso, son impresionantes  las palabras de Poncio Pilato a Tiberio César, que forma parte de esta tradición:
“Yo podría haber sospechado  tan grande era la diferencia entre [Jesús] y los que escuchaban. Sus cabellos dorados y su barba le daba un aspecto celestial. Parecía tener unos treinta años de edad. Nunca había visto una cara más dulce y serena. Qué contraste entre Jesús y sus oyentes [que tenían] barba negra y tez oscura!


El interés de representar a Cristo como de la propia  no es aplicable sólo a los Judios. Los  chinos, los hispanos y los negros también tienen esta práctica.
2.       Por “desaparecidos”, queremos decir que los israelitas incrédulos no sobrevivieron. ¿Se refiere a este genocidio, simbólicamente el libro del Apocalipsis (Ap. 8-9).


La Tradición de la Iglesia da testimonio de que el linaje israelita  de de los cristianos se conservó después del genocidio, a pesar de que la información genealógica se  perdiera. hay que tener en cuenta que  los cristianos israelitas recibieron una revelación divina y fueron instruidos por Dios para huir a Pella, en Jordania, al ver la profanación del Templo de Jerusalén  producida a manos de los celotes  israelitas – los celotes  establecieron su cuartel general en el Templo y nombraron sacerdotes a  gente extraña a los levitas. Esta profanación fue considerada la señal  dada  por Cristo para que los cristianos abandonaran inmediatamente Judea (Mt 24), hecho que precedió a la destrucción del Templo a la toma de Jerusalén.
Más allá de cualquier duda, la estirpe de los israelitas sobrevivió, incluyendo a los miembros de las tribus levitas, y muchos de ellos gobernaron la Iglesia como obispos.
Sin embargo, la Iglesia no se cuidó de conservar los registros genealógicos porque quería expresamente descuidarlos  por medio de los Apóstoles (1 Timoteo 1). El mantenimiento de los levitas  no era ya necesario debido a las características de la nueva fe cristiana, y los Santos Apóstoles quería evitar el orgullo y la vanidad que pudiera originarse  dentro de la comunidad cristiana y se optó por no correr el riesgo de dividir la Iglesia.
Podría decirse que en los primeros años de la Iglesia, había una segregación racial de hecho entre los gentiles e israelitas (Gálatas 2:11-21). Y esta  segregación fue uno de los primeros síntomas de las controversias doctrinales que la Iglesia se vio obligada a zanjar. Todas ellas se referían a la validez de la conversión de los gentiles y a la relación de la gracia divina con las tradiciones religiosas (pre-talmúdicas) de los israelitas. El mantenimiento de esta información genealógica podría perpetuar y agravar la tensión racial.
Por  tanto, a diferencia de los talmudistas israelistas antecedentes  del Israel moderno, es muy probable que algunos cristianos árabes e iraníes, e incluso muchos de los europeos que tienen el fenotipo de Cristo, son descendientes directos y legítimos de la  raza de Cristo y de los Santos Apóstoles.
3.       De los hititas los  judíos han heredado algunos de sus rasgos faciales por los que son  conocidos: la nariz, la frente, etc.
Figuras
1.       (1)La Sábana Santa revela la verdadera apariencia nórdica [1] de Cristo, como descendiente puro Sem. Sem era hermano de Jafet  del que los europeos se originan. El rostro de Cristo es muy diferente del fenotipo turco-europea de un judío ordinario. Fuente de la figura 1: Prestar atención al Cielo .
2.       (2)Juan Hircano. Él, como israelí, tiene un aspecto típico jafetita. Fuente de la figura 2: Wikipedia .
3.       (3)Herodes el Grande. Busto del siglo I. Al no ser  israelita, sino camita,  tiene un aspecto diferente al de los europeos jafetitas. Fuente de la figura 3: Melbourne School of Theology 
4.       (4)Israel, Siglo I. Fuente de la Figura 4: Online Biblia Historia . 
5.       (5)Mariamne I. La mujer levita, segunda esposa de Herodes de apariencia jafetita. Fuente de la Figura 5: Wikipedia .
6.       (6))Judas Macabeus. Levita, de  aparência jafetita. Fonte da figura 6: Wikipedia.
7.       (7)Moneda Cazar. La  estrella de seis puntas era el  símbolo nacional del Império de Khazaria. Curiosamente, la estrella também es el  símbolo do Sionismo, adoptado por  el estado de Israel como símbolo nacional. Fonte da figura 7: Khazaria.
8.       (8)Moneda de Bar Cochba. El verdadeiro símbolo nacional del antiguo Israel era uma palmera de siete ramos unidos en un tronco, inspirado  en el candelabro del Templo de Jerusalém. Fonte da figura 8: Biblical Archeology Society.
9.       (9 )Império da Cazária, século X. Al oeste, el Império Carolíngio. Al sur, el Império Bizantino y el Califato. Al este, las tribus eslavas. Fonte da figura 9: Khazaria.



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